jueves, 26 de diciembre de 2013

Los restos del día

Escribo cuando todos duermen, cuando ya no queda nada en la casa, salvo juguetes tirados aquí y allá, ropa, medias, zapatos. Escribo cuando, por fin, la casa está en silencio y puedo imaginar que estoy sola, lejos y sola. Escribo antes de que se despierten, antes, incluso de que despunte el día, mientras todos duermen y si el bebé llora, si escucho que se mueve incómodo en la cuna me acerco, sigilosa, para que no se de cuenta de que soy yo, le pongo el chupete en la boca. Trato de no hacer ruido mientras me preparo un mate, una tostada, mientras saboreo esos primeros momentos del día, casi noche. Y después, como ahora, cuando ya nadie me necesita, cuando nadie me reclama, cuando nadie me pide nada y soy sólo yo la que me hablo, me digo, me pido quedate un poco más, no te duermas todavía.