jueves, 23 de diciembre de 2010

Please come flying!

Dos grandes amigas mías están lejos. Vero en Chicago -aunque parece, pasaba Navidad en Costa Rica- y Gime en España. La primera vive en Bariloche y se fue a esa Chicago a raíz de un postdoctorado del marido, Gime se acaba de doctorar y está en Santiago de Compostela, o estaba al menos. Para ellas este fragmento de uno de los poemas más hermosos de Elisabeth Bishop. Un deseo que me inavdió en plena noche, con la compu ya apagada, con los chicos todavía sin dormir: Gime, Vero, please come flying!

Invitation to Miss Marianne Moore

From Brooklyn, over the Brooklyn Bridge, on this fine morning,
please come flying.
In a cloud of fiery pale chemicals,
please come flying,
to the rapid rolling of thousands of small blue drums
descending out of the mackerel sky
over the glittering grandstand of harbor-water,
please come flying.

Whistles, pennants and smoke are blowing. The ships
are signaling cordially with multitudes of flags
rising and falling like birds all over the harbor.
Enter: two rivers, gracefully bearing
countless little pellucid jellies
in cut-glass epergnes dragging with silver chains.
The flight is safe; the weather is all arranged.
The waves are running in verses this fine morning.
Please come flying.

Come with the pointed toe of each black shoe
trailing a sapphire highlight,
with a black capeful of butterfly wings and bon-mots,
with heaven knows how many angels all riding
on the broad black brim of your hat,
please come flying.

Bearing a musical inaudible abacus,
a slight censorious frown, and blue ribbons,
please come flying.
Facts and skyscrapers glint in the tide; Manhattan
is all awash with morals this fine morning,
so please come flying.

Mounting the sky with natural heroism,
above the accidents, above the malignant movies,
the taxicabs and injustices at large,
while horns are resounding in your beautiful ears
that simultaneously listen to
a soft uninvented music, fit for the musk deer,
please come flying.

For whom the grim museums will behave
like courteous male bower-birds,
for whom the agreeable lions lie in wait
on the steps of the Public Library,
eager to rise and follow through the doors
up into the reading rooms,
please come flying.
We can sit down and weep; we can go shopping,
or play at a game of constantly being wrong
with a priceless set of vocabularies,
or we can bravely deplore, but please
please come flying.

With dynasties of negative constructions
darkening and dying around you,
with grammar that suddenly turns and shines
like flocks of sandpipers flying,
please come flying.

Come like a light in the white mackerel sky,
come like a daytime comet
with a long unnebulous train of words,
from Brooklyn, over the Brooklyn Bridge, on this fine morning,
please come flying.

Feliz Navidad

¡Muy Feliz Navidad!
Estas son las mejores fotos que pudimos sacar
Lucio, Mateo y yo. Movidas, fuera de foco,
y una última que sacamos en automático justo
cuando Santiago entraba.
Van llenas de amor para todos los lectores de este blog.
Cariños y todo lo mejor para el 2011.


















sábado, 11 de diciembre de 2010

Empecé

Ha sido un año duro. Hermoso, felicísimo, pero cansador. Mucho agotamiento físico producto de despertarme dos, tres, cuatro veces en la misma noche. Por eso amerita anunciar que estoy oficialmente de vacaciones. Nada de escribir por encargo, nada de nada. Que lecturas y ganas de escribir no faltan. Así que me pongo un poco al día: para las vacaciones: La isla, último libro de poemas de Mercedes Araujo, Abundancia, la novela ganadora del premio Letra Sur de Mori Ponsowy y me llevo Ana Karenina, para sumergirme un poco más en la literatura de mi nuevo amigo, Tolstoi. Y hasta febrero a escribir mi historia. O al menos a esbozarla.

martes, 7 de diciembre de 2010

11.05 PM: terminé.

Tengo poco tiempo para escribir lo que sigue. 8 minutos exactamente, aunque me doy el permiso de 5 más para releer. Sucede que de lo contrario, corro el riesgo de quedarme acá en este horno que es el "cuartito de la compu" y que será en algún futuro, espero, no muy lejano, un escritorio durante demasiado tiempo. Cuestión que, sólo tengo ahora 7 minutos porque de verdad, lo único que mi cuerpo pide en en este caluroso día es tirarse en la cama con las patas para arriba a descansar frente a la tele. Pero, así son las cosas, chequeo por últimoa vez los mails, miro FB y me detengo en el blog de Daniel Link que hace miles de años que no visito. Y ahí mi emoción. Porque siempre me pasa lo mismo con Link. Sus libros de crítica me encantan, no leí los de ficción (sospecho que no me van a fascinar como si me sucede con la obra teórica) pero lo que más me sorprende, siempre, es la rapidez de su pensamiento, ni hablar de la biblioteca que tiene encima. Y me acuerdo cuando trabajaba en una horrible empresa financiera -yo- y combatía el tedio leyendo el blog de Daniel Link. Seguramente habría otros blogs mucho más jugosos para leer por ahí, pero no sé, el de DL me conectaba con la teoría, con una manera de pensar la literatura -que siempre fue como un nirvana para mí en relación al mundo laboral, es decir al trabajo de secretaria, a la corporación, etc) con la mente de un tipo que es capaz de las lecturas más interesantes y alocadas. Y aquí va lo que leí en su blog y me retuvo en este calurosísimo espacio de mi calurosísimo departamento a las 10.59 (sólo me queda 1 minuto) de la noche. En lo que dice DL hay muchas cosas a las que adhiero, además de tener -yo, nuevamente- una malsana inclinación hacia el chisme académico. Coincido con él en esto que señala sobre lo interesante que es escuchar hablar a aquellos expertos en por ejemplo, liteartura medieval. Tengo una amiga que es mi gran orgullo en este sentido: se acaba de doctorar en literatura gallego portuguesa en España. Gime. Y yo a veces me encuentro cual vieja de 200 años, pensando: Claro, Gime sabe sobre tal o cual cosa. Porque su corpus es posible de ser aprendido. Hay Historia, Filosofía, toda una gama de saberes implicados. Si hablamos de literatura argentina contemporánea, como de alguna manera dice DL, tendremos que recurrir a la experiencia. No es poca cosa, claro. Pero, y esto es seguro, se trata de otra cosa. Algo tan vasto como la vida.